En un hecho sin precedentes en la historia de la reproducción asistida, nació en Estados Unidos Thaddeus Daniel Pierce, un bebé saludable cuyo embrión fue concebido en 1994 y permaneció criopreservado durante tres décadas. Su nacimiento se ha convertido en el caso documentado más antiguo de un embrión humano llevado a término exitosamente tras permanecer congelado.
El embrión pertenece a Linda Acherd, una mujer que hace treinta años se sometió a un tratamiento de fecundación in vitro. Uno de los embriones fue implantado en su momento, pero los tres restantes fueron congelados y preservados durante años en una clínica especializada. Motivada por sus convicciones religiosas, Archerd decidió no destruir los embriones y asumió el costo anual de su conservación, que rondaba los mil dólares.Con el paso del tiempo, la mujer descartó tener más hijos, pero emprendió la búsqueda de una familia que pudiera adoptarlos.
Varias clínicas rechazaron la solicitud por considerar que los embriones eran demasiado antiguos, hasta que finalmente se concretó el proceso de adopción embrionaria con una pareja: Lindsey y Tim Pierce, quienes llevaban siete años intentando concebir sin éxito.
En 2024, los tres embriones fueron descongelados. Solo uno de ellos logró desarrollarse y ser implantado con éxito; ese cigoto es hoy Thaddeus, un bebé sin complicaciones médicas, cuyo nacimiento fue certificado por el personal médico como un hito en la historia de la fertilización asistida.
«Nosotros no queríamos romper ningún récord. «Solo queríamos ser padres», declararon los Pierce a medios estadounidenses. Por su parte, Linda Acherd afirmó que siempre consideró a los fetos como hijos, no como material descartable: «Solo esperaba que tuvieran una oportunidad».
El caso fue difundido por MIT Technology Review, ha reactivado el debate bioético en torno a la criopreservación prolongada de embriones, la adopción de los mismos y los límites temporales de la reproducción asistida. Expertos en la materia indican que, si bien el éxito del procedimiento representa un avance técnico, también plantea interrogantes éticos y médicos y jurídicos que requieren atención urgente.
Cabe destacar que, este año también se dio otro nacimiento récord: el de un bebé prematuro que logró sobrevivir con más de cuatro meses de anticipación, lo que intensifica las discusiones sobre los umbrales de la viabilidad humana en contextos clínicos cada vez más complejos.