La mañana del 31 de julio, el ejército de Israel cometió un nuevo acto de ecocidio en medio de su embestida genocida contra la población palestina, esta vez, bombardeando un banco de semillas de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola (UAWC por sus siglas en inglés), en Hebrón, destruyendo la infraestructura, el equipo y las semillas autóctonas almacenadas por esta organización no gubernamental que es una institución pilar para el desarrollo agrícola de Cisjordania y Gaza desde su fundación, en 1986.
Está información fue dada a conocer por la UAWC mediante un comunicado internacional suscrito por centenares de organizaciones sociales del mundo que han condenado este nuevo golpe al patrimonio cultural y económico de Palestina, así como a su soberanía alimentaria, señalando que este acto no sólo agrava el genocidio que se está cometiendo desde hace más de 70 años, sino que además constituye una afrenta de nivel planetario, puesto que ataca un reservorio irremplazable de la biodiversidad de la región.
A continuación el comunicado integro:
«En una grave escalada de su ataque contra la Soberanía Agrícola Palestina, fuerzas militares israelíes llevaron a cabo una violenta incursión esta mañana contra la Unidad de Multiplicación de Semillas del Banco de Semillas de la Unión de Comités de Trabajo Agrícola (UAWC), ubicada en la ciudad de Hebrón, al sur de Cisjordania.
Utilizando topadoras y maquinaria pesada, el ejército israelí destruyó los almacenes e infraestructura de la unidad, donde se guardaban equipos esenciales, materiales de siembra y herramientas para la reproducción de semillas autóctonas. La destrucción se realizó sin previo aviso, bajo protección militar, y constituye un golpe directo a los esfuerzos palestinos por preservar la biodiversidad local y garantizar la soberanía alimentaria.
Este ataque deliberado contra una instalación agrícola civil es un asalto estratégico a los cimientos mismos de la resistencia palestina.
El Banco de Semillas ha desempeñado un papel crucial en la protección de variedades tradicionales de semillas y en el empoderamiento de pequeñxs agricultorxs mediante la reproducción e intercambio local de semillas.
El ataque ocurre en medio del aumento de la violencia de lxs colonxs, el acaparamiento de tierras y los esfuerzos sistemáticos de la ocupación israelí por desmantelar los medios de supervivencia de las comunidades palestinas. La destrucción de un banco nacional de semillas es un acto de borrado cultural, destinado a romper los lazos generacionales entre lxs agricultorxs y su tierra.
Hacemos un llamado a todxs lxs aliadxs internacionales, defensorxs de derechos humanos y movimientos de solidaridad a denunciar con firmeza este crimen.
Exigimos una intervención internacional inmediata para responsabilizar a la ocupación israelí por sus repetidas violaciones a los derechos agrícolas, ambientales y humanos.»
