La Inteligencia Artificial (IA) no es nueva, sino todo lo contrario: es una idea que nació hace ya varias décadas y la cuál se ha ido desarrollando con objetivos claros, el optimizar diversas tareas y ayudarnos, pero como todo lo que es tocado por el capitalismo y los ultras, se ha ido pervirtiendo.
Antes de arremeter contra la IA y que lleguen los listillos de turno, veo prudente el precisar que efectivamente soy un usuario gustoso de dicha herramienta; por ejemplo, en el autocorrector, del texto predictivo, la recomendación de música, vídeos, en los videojuegos y muchos otros procesos, pero el usarla no me prohíbe el criticar lo que se hace con ella, como muchos podrían tratar de «argumentar».
¿Por dónde empezar la crítica? Tenemos a las IAs fascistas, deep fakes, imágenes y vídeos falsos, falsificación de voces…vidas entregadas a dicha herramienta e inclusive, quienes ya no pueden realizar varias actividades básicas debido a la dependencia de los algoritmos que parecen encadenarles.
Inclusive, antes de entrar en una crítica más seccionada, veo prudente el cuestionarnos ¿Quién alimenta a esas cadenas de unos y ceros?: se habla de Grook, ChatGPT, Deepseek y otras inteligencias artificiales las que son cuestionadas por millones, de manera diaria, desde las cosas más básicas hasta las más complejas. Por ello es prudente el pensar, ¿De dónde viene la información? Porque, por más que parezcan inocentes las respuestas que nos dan, no son obtenidas gracias a la obra del espíritu santo, sino que hay todo un equipo detrás de ellas, mismo que muchas veces está en manos del mercado y, por ende de fascistas, como lo es el caso de Grook.
Grook, a mi parecer, se ha vuelto una de las herramientas más peligrosas de las redes, especialmente en X, ya que –para empezar– dicha IA ha establecido un aumento en lo sesgos de confirmación de los discursos fachos y eso termina repercutiendo en los sectores más fanatizados, haciéndoles creer que sus creencias son las definitivas y las únicas.
Por otro lado, arroja información a medias, además de que también se ha vuelto la herramienta favorita de los fascistas para usarla como escudo y señalar que, si dicha IA les da la razón, es porque no esta mal; lo que en la mayoría de las ocasiones es falso, ya que, al estar en manos de fachos, está programada para apoyarles.
Pero los abusos relacionados a la Inteligencia Artificial no solamente se quedan en las redes sociales, sino también son trasladados a gran parte de las industrias primordiales o de entretenimiento.
Tan terrible es lo que hacen estas industrias ( además enteramente consientes de ello) que, en muchos casos, terminan escondiendo el uso de las IA’s, hasta que la bomba estalla y se tratan de «justificar» de las maneras más absurdas, intentando argumentar que es para hacer el mundo «más fácil» o «sencillo» para nosotres como usuaries, cuando en realidad lo único que les importa es ganar más y gastar menos.
Hasta pareciese que buena parte de la humanidad se ha vuelto un problema para el mundo y las IAs que programan son la solución: producir videojuegos con dichas herramientas, música, imágenes, voces, diseños, prototipos, publicidad, logos y todo lo que puedan imaginar.
Me refiero a que la humanidad es un problema para muchas industrias, ya que, las personas necesitamos comer, dormir, descansar, tiempo, salarios, vacaciones, derechos de autor, regalías, reconocimiento, crecimiento, entre otras muchas cosas más, pero las inteligencias artificiales no; sí a caso un equipo el que es explotado de maneras inhumanas pero poco más, mientras las grandes industrias aprovechan las ganancias obtenidas.
La automatización resulta ser toda una falsedad; la idea se vende como una gran innovación que hará nuestra vida mucho más simple, pero en los hechos no es así. Muchas de las IAs que andan rondando por ahí están sumamente atrasadas o incompletas; colapsan a la primera presión, por lo que detrás hay equipos detrás de ellas que les enseñan, dan mantenimiento y hacerlas funcionar…para después despedir a ese mismo equipo o reducirlo.
Bueno, hasta lo que está antes y después de la Inteligencia Artificial resulta sumamente perjudicial para el mundo. En un primer instante, desde la extracción de la materia prima, hasta la producción de sus componentes sumamente contaminantes.
La existencia de la IA también implica millones de litros de agua y líquidos de refrigeración para mantenerles funcionando; la electricidad que usa; y después la contaminación consecuencia de ella que en algunas ocasiones ocurre en el agua, la tierra, así como también cuando se desechan los componentes que ya no son necesarios.
«No sé que es real en las redes» es uno de los mensajes que veo de manera cada vez más recurrente en las redes sociales, e inclusive, en algunas ocasiones comparto ese sentimiento, IAs que prácticamente pueden materializar cualquier cosa, sin importar el motivo, objetivo o misión para hacerlo.
Dichos materiales se logran viralizar con una relativa facilidad e inclusive logran engañar a algunos medios los que dan por sentido lo que observan, sin cuestionar, lo que se presta a un nuevo nivel de manipulación y peligro.
La IA también nos puede perjudicar de maneras más personales como por ejemplo; el buscar una inmediatez aún más grande que la que de por sí ya nos había dado internet, así como también el creer que no necesitamos de los demás y que con dicha herramienta se puede lograr casi todo. Incluso quienes se han entregado de manera casi religiosa a ChatGPT y otras IAs para que les resuelvan sus problemáticas o dudas.
Como apuntes finales veo prudente remarcar que las inteligencias artificiales no son diosas modernas, sino programas creados por seres humanos, los que en muchas ocasiones nos pueden beneficiar, pero en otros, perjudicar de maneras considerables.
No es satanizarlas, pero sí tratar de entender lo que les rodea, porque cada vez que la alimentamos aprende más, lo que lleva a que, cada vez más, nos volvamos una opción desechable.
¿Qué haremos con la Inteligencia Artificial?
