Esta mañana, el Tribunal Supremo Federal (TSF) de Brasil ha ordenado nuevas medidas cautelares contra el expresidente de ultraderecha de dicha nación, Jair Bolsonaro, como una tobillera electrónica por la alta posibilidad de fuga.
La colocación de dicho dispositivo de rastreo se realizó a la par de un cateo en el domicilio del ultraderechista, acciones consideradas por Bolsonaro como una «suprema humillación».
El STF también ordenó al derechista no salir de su residencia entre las 19 y las 7 horas, no usar redes sociales, contactar con diplomáticos y embajadores extranjeros, acercarse a embajadas y hablar con los otros implicados en el juicio.
A Bolsonaro, junto con por lo menos otros siete de sus aliados más cercanos y de alto rango, se les juzga por el intento de golpe de estado contra el actual presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva, entre otros crímenes, por los que podrían recibir sentencias de más de 40 años de prisión.
La defensa legal del exmandatario comunicó su indignación y molestia ante las nuevas medidas del Tribunal Supremo, mostrando «sorpresa e indignación» y calificando a las acciones como «severas medidas cautelares impuestas en su contra».
Por su parte, uno de los hijos del exmandatario de ultraderecha, Eduardo Bolsonaro -quien también es diputado federal-, ha servido como puente con el mandatario fascista de Estados Unidos (EUA), Donald John Trump, uno de sus aliados más fuertes. A lo que esta mañana, Bolsonaro señaló: «mi hijo está en Estados Unidos luchando por la democracia y la libertad», y que concuerda con Trump en que hay una «persecución».
«Estados Unidos es un país que proyecta libertad y no haría nada contra la democracia en Brasil», sentenció Bolsonaro. Aunque los hechos dicen lo contrario, ya que, a lo largo de los últimos días, Donald Trump ha amenazado con imponer un cincuenta por ciento de aranceles a partir del primero de agosto a todos los productos brasileños si no se termina el juicio contra su aliado.
Por su parte, Bolsonaro calificó como una «exageración» los señalamientos de posible fuga, además sugirió que podría salir de Brasil para tratar de negociar con Trump los aranceles impuestos en las próximas semanas. Pero el expresidente no cuenta con pasaporte, ya que la justicia brasileña se lo retiró por el peligro de fuga.
El expresidente insiste que el proceso es una vendetta política en su contra; «todo el proceso» se está haciendo con el peso de la justicia brasileña y le estarían «sofocando».
Finalmente, las amenazas de Trump han sido contestadas de manera contundente por parte del líder izquierdista y presidente de Brasil, Lula Da Silva, quien señala que la justicia brasileña es quien lleva el caso, es independiente, y su gobierno no interfiere, que Brasil es una nación independiente, por lo que no cederán a presiones externas.
Por riesgo de fuga, justicia pone tobillera electrónica a Bolsonaro
