Este lunes, durante La Mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el hecho y señaló que cualquier persona que quiera vivir en México debe respetar a los mexicanos. Aclaró también que esta violencia no es exclusiva de extranjeros, y que hay que rechazar sin medias tintas el racismo y el clasismo venga de donde venga, que cualquier mujer u hombre que quiera ir a vivir a la Ciudad de México o a cualquier lugar del país, tiene que respetar a los mexicanos. También recalcó que estas actitudes no son exclusivas de extranjeros y que se debe decir no al clasismo y al racismo interiorizados en la sociedad.
Este fin de semana, la Ciudad de México fue sede de una escena tan indignante como reveladora: una mujer, identificada en redes como Ximena Pichel, ciudadana argentino-mexicana, lanzó insultos racistas, clasistas y violentos contra un oficial de tránsito que simplemente hacía su trabajo. El motivo: el intento del agente por colocarle una “araña” en el automóvil por no pagar el parquímetro.
La agresión no fue solo verbal: lo jaló del uniforme, lo empujó y lo insultó con expresiones como:
“¡Odio a los negros como tú!”, “¡Pinche indio!”, “¡Naco”.
La escena, captada en video y viralizada de inmediato, no solo mostró a una mujer profundamente violenta, sino a una familia entera que normaliza y perpetúa el racismo. Sus propios hijos, menores de edad, lejos de detenerla, la alentaron, haciendo evidente que, de tal palo, tal astilla.
“¡Grábalo, grábalo, mami!”, se escucha decir a uno mientras lo filma.
“¡Vamos a subirlo, que vean cómo nos tratan!”.

El incidente se suma a una cadena de casos recientes que revelan un racismo latente en espacios públicos de la capital. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre el 28 % y 36 % de personas indígenas y afrodescendientes han sufrido discriminación en el último año. Desde instituciones gubernamentales se insiste en la urgente necesidad de erradicar este tipo de violencia verbal como parte de un enfoque de derechos humanos. Ximena Pichel ha sido señalada en redes como actriz, modelo y cantante con residencia en la CDMX. Aunque no existe confirmación oficial de su identidad, los testimonios y evidencias apuntan con claridad hacia ella.
Debido a imágenes que circularon en redes vinculando a Pichel con la marca Pantene, esta emitió un comunicado aclarando que ella no forma parte de sus campañas ni ha sido contratada como modelo o influencer:
“Rechazamos cualquier forma de racismo y discriminación. La persona involucrada no tiene relación con Pantene y las imágenes difundidas no pertenecen a contenido oficial de la marca.”
Adicionalmente, Pantene aclaró que las imágenes que circulan con la mujer insultando al oficial no cuentan con su logo, no forman parte de ninguna producción de la marca y recalcó que dichas expresiones no representan sus valores ni políticas de imagen pública.
El episodio ha provocado reacciones institucionales. La Secretaría de Seguridad Ciudadana confirmó que el oficial agredido actuó conforme al reglamento y abrió una investigación interna, mientras que la Fiscalía capitalina ya inició una carpeta de investigación por el delito de discriminación. A su vez, la Instancia Ejecutora del Sistema Integral de Derechos Humanos de la CDMX fue clara:
“El racismo es una forma de violencia que vulnera la dignidad humana y debe ser reconocida, sancionada y erradicada”.
El COPRED calificó lo ocurrido como “violencia simbólica”, una expresión de un racismo estructural que reproduce y refuerza desigualdades históricas.
El caso de “Lady Racista” ha encendido no solo las redes, sino también el debate jurídico y social: ¿se quedará este caso en una simple indignación viral o se convertirá en un precedente de justicia? Las autoridades tienen en sus manos la oportunidad de marcar un alto, no con discursos, sino con acciones y sanciones ejemplares.
Porque el racismo no es una opinión, no es una “mala expresión del momento” ni un desliz cultural: es violencia. Y debe enfrentarse como tal.