Citando a fuentes oficiales, The New York Times informó este miércoles que el Departamento de Defensa de Estados Unidos establecerá “nuevas áreas de defensa nacional” (NDA, por sus siglas en inglés) en la frontera con México.
Estas zonas ubicadas en Texas y Arizona buscan reforzar el control migratorio mediante la detención temporal de migrantes por parte de tropas estadounidenses, sin necesidad de evocar la Ley de Insurrección de 1807.
La primera NDA abarcará aproximadamente 400 kilómetros a lo largo del Río Bravo y estará bajo el cargo de la Base Conjunta de San Antonio, Texas. La segunda, de unos 160 kilómetros, será administrada por la Estación Aérea del Cuerpo de Marines en Yuma, Arizona.
Con estas, suman cuatro las zonas militares activas en la frontera, tras las implementadas en mayo en Fort Bliss (Texas) y en abril en Fort Huachuca (Arizona).
Controversias
Las áreas de defensa nacional permiten a los militares capturar temporalmente a migrantes por “invasión de propiedad federal”, considerada una extensión de instalaciones castrenses, evitando así la prohibición de la Ley Posse Comitatus que restringe actividades policiales de las fuerzas armadas. Sin embargo, jueces federales han desestimado cargos contra migrantes por falta de señalización adecuada en las zonas, aunque en mayo se lograron 120 condenas en Texas y dos más en Nuevo México.
Críticos, como el senador demócrata Jack Reed, denuncian que las NDAs son un “fraude legal” para militarizar la frontera, mientras el gobierno de Donald Trump defiende su eficacia: los cruces ilegales cayeron a mínimos históricos en marzo, atribuido también a las políticas del expresidente Joe Biden y la cooperación mexicana.
Cabe señalar que actualmente 11 mil 900 soldados están desplegados en la región, respaldados por aviones espía y buques de la Marina.
Este movimiento refleja la estrategia de la administración estadounidense para combinar la presencia militar y controles migratorios, aunque persisten debates sobre su legalidad e impacto humanitario.
