A las 8 de la noche, hora de la Ciudad de México, el presidente de los Estados Unidos ofreció un mensaje oficial desde la Casa Blanca en Washington D.C., en el que abordó los acontecimientos recientes en el conflicto de Medio Oriente. Con un tono triunfalista y determinante, el mandatario confirmó y celebró los bombardeos realizados por fuerzas estadounidenses contra tres instalaciones nucleares iraníes, describiéndolos como “golpes estratégicos necesarios para la estabilidad global”.
En su discurso, el jefe de Estado detalló que los objetivos alcanzados fueron las centrales nucleares de Fordow, Nathan e Ifaham, todas localizadas en el territorio oriental de Irán. Señaló que los ataques fueron ejecutados por aviones estadounidenses, cuya operación fue coordinada con inteligencia internacional. Recalcó que los bombardeos fueron precisos, devastadores y efectivos, destruyendo completamente las instalaciones. Esta acción, dijo, fue confirmada por el Pentágono minutos antes del anuncio.
Durante su alocución, el presidente no ocultó su satisfacción, afirmando abiertamente que “la eliminación de la capacidad armamentista iraní ha sido siempre uno de nuestros objetivos primordiales”. Añadió que estas acciones no representan un inicio, sino la continuación de una política de seguridad internacional que pretende “erradicar las amenazas nucleares antes de que se concreten”.
A modo de conclusión, el mandatario adoptó un tono más dramático y amenazante. En una supuesta postura “reflexiva”, arremetió verbalmente contra la nación persa, calificándola como “el bully del Medio Oriente”. Lanzó un ultimátum al régimen iraní, exigiendo que cese toda su actividad militar ofensiva y se comprometa con la paz. Sin embargo, dejó en claro que, de no acatar esta exigencia, Estados Unidos responderá con más fuerza. Dijo textualmente que, en caso de no haber rendición, “se procederá con la destrucción inmediata de diversos blancos y dirigentes iraníes en cuestión de segundos”.
Cabe destacar que esta postura beligerante se dio a pesar de que el conflicto se intensificó inicialmente tras una acción militar de Israel, algo que el mandatario omitió por completo en su declaración. No obstante, agradeció explícitamente a Israel por su “colaboración estratégica y armamentista”, sin detallar la magnitud de dicha cooperación ni el papel concreto del Estado hebreo en la operación militar.
Para cerrar su mensaje, el presidente agradeció a Dios “por guiar las decisiones difíciles” y reiteró su respaldo al pueblo estadounidense y a sus aliados en la región. Finalmente, informó que el día de mañana a las 8:00 a.m. (hora de Washington) se llevará a cabo una conferencia de prensa para ofrecer más detalles sobre los ataques, así como responder a cuestionamientos de la prensa internacional. La comunidad internacional permanece expectante ante posibles reacciones del gobierno iraní.
Trump amenaza Irán «habrá paz o habrá más tragedia”
