Platicamos con el escritor poblano Gabriel Wolfson, autor de obras como «No hay taller, hay obra» y «Ballenas», quien ahora presenta «Fiebre», un texto narrativo en un solo párrafo.
El escritor poblano Gabriel Wolfson se arriesga con una obra experimental, donde una plaga de termitas es el desencadenante para reflexionar sobre la vida matrimonial del protagonista, los insectos y otras cuestiones.

“No lo llamaría una novela, es un texto corto, un texto narrativo, son unas setenta páginas”, nos platica el mismo Gabriel Wolfson en entrevista sobre el escrito “Fiebre”. “En un texto narrativo se pueden hacer ciertas cosas que en una novela. Esta busca captar la atención del lector rápidamente y en este texto intenté hacer varias cosas”, añade Wolfson, precisando que la obra es un solo párrafo, sin puntos aparte.
También detalló cómo, en “Fiebre”, se escucha la voz de un hombre en su casa, en su biblioteca, en piyama y en chanclas: “este hombre comienza a hablar consigo mismo, el texto está puesto como si fueran dos personas, pero es él quien se desdobla, por lo que habla de sí mismo en tercera persona y se regaña; ¿porqué hubo una invasión de termitas?“.
“Su mujer trabaja y está muy ocupada y es fuerte, lo deja como responsable. Lleva varias semanas intentando combatirlas, ya fueron varios fumigadores y comenzó a leer sobre termitas para entender qué era esa plaga que apareció de repente en su casa”, precisa Gabriel durante la entrevista.
Así, “Fiebre” no es un texto reciente, Wolfson calcula unos doce años aproximadamente de haberlo hecho con base en sus experiencias personales: “son cosas que vi esos años, incluyendo las termitas. El escrito parte de lo que se conoce, de lo que se tiene a mano, hubo varias lecturas de termitas, de la sociobiología; un estudio de biólogos sobre animales que viven en grandes agrupaciones o sociedades gigantescas, unas de ellas son las abejas, las hormigas y las termitas”.
“Me puse a leer sobre eso y comenzó a inquietarme no solo la vida de las termitas: hablamos de animales con el lenguaje humano, metaforizamos y les atribuimos términos propios de lo humano. No podemos pensar en los animales en otros términos, muy localizados, ‘reina’, ‘obrero’”.
Muchos de esos términos, dijo Wolfson, corresponden a una temporalidad que merece la pena reflexionar, “los humanos categorizamos y explicamos (a los insectos y animales) con los términos que hablan de la vida humana, pero los usamos para metaforizar a nuestra sociedad y decimos ‘somos un rebaño’, ‘somos un enjambre, una colmena’… y no nos percatamos en las implicaciones que puede tener”.
Por otro lado, Gabriel Wolfson nos adelantó que prepara un nuevo libro de ensayos con un tono juguetón, con temas como la literatura rusa, Lituania —país del que es originaria una de sus abuelas— y la relación entre ambos países. Abarcaría los siglos XIX y XX.
Dentro de la obra, también hablará de la sífilis en Europa, la disputa sobre su origen entre el viejo y el nuevo mundo: “el tema central podría ser el antisemitismo en el siglo XIX y el XX, llevándonos a algunas cuestiones actuales con el uso del antisemitismo para otros objetivos y agendas”.
