mayo 5, 2025 10:27 pm
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“Bloquear la ayuda mata”: ONU condena crueldad de Israel contra Gaza

Desde el 2 de marzo, cuando Israel cerró todos los cruces fronterizos con la Franja de Gaza, ni alimentos, ni combustible, ni medicamentos han podido ingresar.


El bloqueo, acompañado por una renovada ofensiva militar, ha generado lo que Naciones Unidas califica como “una crisis humanitaria sin precedentes”. La mayoría de las agencias, incluyendo el Programa Mundial de Alimentos y UNRWA, han agotado sus reservas.


En una Gaza asediada y exhausta, una carreta tirada por burros se convierte en símbolo de resistencia y dignidad. Decenas de raciones de koshari —una mezcla de arroz, lentejas y salsa picante— son repartidas de esta manera y se dirigen al abarrotado campamento de al-Mawasi para ser el almuerzo del día para cientos de desplazados que, bajo tiendas improvisadas, esperan con ansias el calor de una comida cocinada con leña escasa y determinación inquebrantable.


Los platos son preparados en una de las dos cocinas comunitarias aún operativas de ANERA (American Near East Refugee Aid), una organización humanitaria con sede en Estados Unidos que alimenta a unas 6.000 personas al día en Khan Younis. Sin embargo, atraviesan una crisis debido a la falta de recursos para alimentar a la población ocasionado por el bloqueo de Israel.


«La gente depende de nuestras comidas; no tiene ingresos ni acceso a lo poco que queda en los mercados», explica Sami Matar, líder del equipo de ANERA. «Antes podíamos cocinar con carne y verduras. Ahora, apenas conseguimos arroz, lentejas y un poco de sal. Si no entra ayuda en los próximos días, nos quedaremos sin nada».


Dos meses después del cierre total de los cruces fronterizos —que impide la entrada de alimentos, combustible y medicamentos—, Matar advierte: las pocas decenas de cocinas comunitarias que quedan podrían cerrar en días. «Creemos que tenemos provisiones para dos semanas, tal vez menos».


“Bloquear la ayuda mata”, denunció Tom Fletcher, jefe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. “Inflige un castigo colectivo cruel. La ayuda no puede ser moneda de cambio”.


Israel justifica el bloqueo como presión para lograr la liberación de los rehenes aún en manos de Hamás, aunque ya han muerto más de 52.400 personas en Gaza, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, según cifras del Ministerio de Salud del enclave, además de que el 90% de la población ha sido desplazada.


La cocina de ANERA opera al límite. Cada día, más de 700 kilos de leña son necesarios para preparar los alimentos, pero su precio se ha disparado.


Israel ha acusado a Hamás de robar y almacenar ayuda humanitaria para dársela a sus combatientes o venderla para recaudar fondos, sin embargo, la ONU y otras agencias de ayuda niegan que los suministros se hayan desviado.


Matar asegura que la ANERA y la ONU han implementado un estricto sistema de registro digital de beneficiarios para garantizar transparencia y evitar duplicaciones.


Aun así, la desesperación crece. Se han registrado saqueos en almacenes de ayuda y en el complejo principal de UNRWA. Un funcionario de la ONU señaló que esto es indicio de la desesperación de la gente y un posible “colapso sistémico”.


Cómo lo vive la población


En al-Mawasi, una madre agotada sostiene un paquete de koshari y murmura: “La vida aquí es humillante. Tenemos hombres que no pueden trabajar. No hay ingresos y todos los productos son carísimos. No podemos comprar nada”.


Un anciano con muletas añade con resignación: “No me preguntes por la situación. Solo estamos vivos porque la muerte aún no nos ha llevado”. El anciano recibe dos paquetes de koshari para su familia de siete y menciona «Gracias a Dios, esto bastará«.


Presión internacional


La ONU califica la situación como «la peor jamás vista», exigiendo a Israel —como potencia ocupante— facilitar la ayuda. El viernes, el presidente estadounidense Donald Trump afirmó haber presionado al primer ministro Benjamin Netanyahu para «ser buenos con Gaza», pero no hubo respuesta oficial.


Francia, Alemania y Reino Unido tacharon el bloqueo de «intolerable». Israel replicó que durante el alto al fuego entraron 25.000 camiones con ayuda y que «no hay escasez». Mientras, en Gaza, cada carreta de burros con comida caliente es un frágil hilo de esperanza.
“Quizás tengamos provisiones para dos semanas”, dice Matar, sin disimular la angustia. “Después, no sé qué pasará”.

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