«Viviste como artista, moriste como héroe», escribió en redes una amiga del joven Alejandro Cortez González.
Familiares y amigos despidieron con emotivos mensajes a Alejandro Cortez González, un joven artista estadounidense que se encontraba de vacaciones en Quintana Roo y que desapareció, el pasado 20 de abril, en Chac Mool, tras haberse arrojado al mar para salvar a una amiga.

En redes se ha pedido respeto para el fallecido héroe, pues se difundieron fotos y vídeos sin filtro del momento en que guardacostas llevaron sus restos a la playa, los cuales fueron encontrados, tres días después de su desaparición, flotando en alto estado de descomposición y con signos de haber sido comidos por la fauna local.
La impactante imagen, disparó una serie de afirmaciones apresuradas y titulares amarillistas acerca de que murió «devorado por tiburones», cuando aún no se tiene una confirmación oficial y no se ha descartado la posibilidad de que muriera ahogado y que los animales sólo hubiesen carroñado su cuerpo; versión que es la más probable dados los datos científicos sobre el comportamiento de los tiburones.
Alejandro murió como un héroe
De acuerdo con los reportes oficiales, el joven de 20 años, originario de Signaw, Michigan, se encontraba de vacaciones en Cancún junto con amigos. Al percatarse de que una amiga estaba siendo arrastrada por las olas, Alejandro se arrojó al mar para rescatarla y logró ponerla a salvo, pero él fue arrastrado por la corriente y se perdió su rastro.
Es importante precisar que son falsas las versiones de que Alejandro hubiera salvado a su amiga de un ataque de tiburones.
De acuerdo a la declaración de un salvavidas, tanto Alejandro como otros amigos, entre los que se encontraba Lyric Torsey, ignoraron las banderas rojas que indicaban que la marea era alta y que los bañistas debían salir del agua. Al constatar la fuerza de la corriente, los amigos lograron salir, pero Alejandro notó que Lyric estaba siendo vencida por las olas, por lo que volvió a arrojarse al mar para ayudarla.
En ningún punto de los hechos constatados hubo intervención de algún tiburón. La razón por la que estos animales han sido mencionados, es porque el cuerpo, hallado tres días después, tenía signos de haber sido comido, pero esto pudo ocurrir post mortem.
Si bien, en los últimos años ha aumentado la presencia de estos depredadores en Cancún, no todas las especies son capaces de atacar humanos. En general, de acuerdo al Archivo de Ataques de Tiburones Global, las probabilidades de que un humano sea atacado por un tiburón son de 1 entre 11.5 millones, y las de morir en estos ataques son de 1 entre 264.5 millones.
Llamados de respeto por el cuerpo y la memoria del joven fallecido
Aunque la desaparición de Alejandro ocurrió el día 20 de abril, fue hasta el 22 que la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo emitió una ficha de búsqueda, y al día siguiente se confirmó el final trágico del joven, cuando unos bañistas que se encontraban nadando en la misma zona en la que desapareció, avistaron sus restos flotando en el mar y avisaron a los guardacostas, quienes lo sacaron a tierra firme.
Posteriormente, el día 24, la madre de Alejandro Cortez confirmó que el cuerpo efectuvamente era el de su hijo.
“Aunque el resultado no fue el que queríamos, ahora ya
tenemos respuestas», escribió la madre en una emotiva carta en Facebook
En internet se han compartido imágenes muy fuertes que fueron captadas por turistas que estaban grabando sus actividades cuando los salvavidas llegaron a la orilla de la playa con el cuerpo del joven, en un estado casi óseo y con tejido únicamente en la cabeza
y en una pierna.
A la par de los biólogos que han compartido llamados a que no se apresuren versiones ni se descontextualicen las imágenes para evitar satanizar a los tiburones, que son una especie en peligro y de la cual se difunden muchos mitos. Cientos de usuarios de redes emitieron mensajes apelando a la sensibilidad y el respeto por el dolor de los seres amados de Alejandro, para quienes puede resultar brutal e innecesario ver expuesto sin filtros el cuerpo de este artista que era egresado de la Academia de Artes y Ciencias de Saginaw y que actualmente estudiaba en la Facultad de Estudios Creativos de Detroit.
«Alejandro tenía solo 20 años. Amante del arte y los gatitos. Me parece inhumano que la gente se dedique a compartir su recuerdo de una manera tan insensible y dolorosa, sin pensar en la gente que lo amaba. Las personas merecen ser recordadas con dignidad y respeto», escribió una usuaria.
Frente al sensacionalismo, han crecido las publicaciones pidiendo guardar con dignidad la memoria del joven y concentrarse en difundir los esfuerzos de sus seres queridos por repatriar su cuerpo, pues aunque la comunidad de Saginaw, la cafetería donde trabajaba Alejandro y su universidad, han hecho donaciones a sus padres para ayudarles con los gastos funerarios y el traslado entre países, la familia ha abierto una campaña de Go Fund para conseguir apoyos extra.
