mayo 14, 2025 6:59 am
mayo 14, 2025 6:59 am
mayo 14, 2025 6:59 am

Para Don Meme y Chelita; quienes no solo son recuerdos, sino fuerza y amor

A lo largo de nuestra vida tenemos cientos, sino es que miles de despedidas las cuáles son de todo tipo, una etapa que termina, el decir adiós a un trabajo, a una mascota, una amistad que termina, una relación que desaparece, pero creo yo, que las despedidas que más nos marcan son las de aquellas personas que trascienden, es así, como les quiero hablar de Don Meme y Chelita.

Don Meme y Chelita eran mis abuelitos, la primera en partir, fue Chelita, por allá de 2017 cuándo tenía 17 años, y no les mentiré, me destrozó como no tienen idea, fue una temporada oscura para mí, pero, eso, me dejo muchos aprendizajes, inclusive, hice las pazes con la muerte.

Pero sí para mí fue difícil la partida de Chelita, no me puedo imaginar lo que fue para Don Meme, quien fue su compañero de vida durante décadas, y de repente, de la noche a la mañana, su compañera, había partido.

Recuerdo que cuándo Chelita partió, Don Meme apretó mi mano, me abrazó, y me dijo al oído que no llorara, que necesitaba fuerza y así fue, mientras lo veía como otras veces, hacerse el fuerte, así como Chelita lo solía hacer.

Pero para el caso de Don Meme fue distinto, el partió siete años después de Chelita, exactamente hace un año, en su caso, para mí fue un proceso de paz, claro, lo extraño infinitamente, pero estoy contento por lo que fue y que ahora, pueda descansar, o al menos, eso es lo que pienso y creo.

Tengo tantos buenos recuerdos de los dos, dos personas tan fuertes, claro, con sus respectivos errores, pero con grades corazones llenos de una gran resiliencia y fuerza, que me resultaría imposible negar que han sido tanto una fuente de inspiración, como de aprendizaje y admiración.

De chicos, Don Meme nos compraba a mi hermana y a mi dulces, casi no los comíamos, por eso eran unos manjares cuándo los llevaba, en ese momento, para mí, hacía magia, como un mago que saca un conejo de su sombrero, pero en su caso, el sacaba paquetes de gomitas y dulces de sus bolsas, claro, eso era casi mágico, después lo entendí, tenía una vieja máquina de coser con la que arreglaba su ropa, pero también le gustaba hacer las bolsas de sus pantalones mucho más grandes, por lo que, llevaba en ellas, una infinidad de cosas, prácticamente lo que él quería.

Para Chelita, era distinto, dicen por ahí, que quienes cuidan a las y los enfermos, se enferman, creo que eso le pasó a Chelita, después de décadas de ser enfermera, ella enfermó, la recuerdo entrar y salir de los hospitales, con un sin fin de enfermedades, pero eso, no la limitó a vivir y amar, y una de las cosas que amaba era la luna, no sé porque, pero sí te descuidabas, desaparecía del sillón que tanto quería, y ya estaba en el patio de la casa, recargada en su bastón, viendo la luna, a veces le costaba encontrarla, pero, aún así, lo lograba, y sí que amaba verla, incluso, en algunas de esas noches terminaba con Don Meme viéndola, y ya se metían a la casa cuando no aguantaban el frío.

Es así, como me los imagino disfrutando de la eternidad, ya sea sentados en su sillón agarrados de la mano, viendo la luna, riendo, o simplemente, descansando.

Y sí, hoy puedo escribir de esto con un corazón tranquilo y agradecido, es por lo vivido, durante un proceso que ha sido largo, tormentoso en algunas partes, pero también de desarrollo, lleno de amor y aprendizajes, mismo por el que reafirmo que la vida es hermosa, misma por la que vale la pena luchar.

¿Cómo nos gustaría ser recordades? ¿Cómo creen que nos recuerden? Bueno, yo les puedo decir que así como recuerdo a Don Meme y a Chelita, recuerdo con amor y felicidad a otras muchas personas que partieron a la eternidad ya hace un rato; así que, creo que, lo mejor que podemos hacer es vivir la vida, disfrutar, llorar, sufrir, cansarnos, descansar, aprender, caernos, amar, pero, jamás dejar de levantarnos.

Hasta la eternidad…

Comparte en tus redes sociales