Desde las primeras horas de la tarde este sábado, la capital poblana se tiñó de morado y verde. El sonido de los tambores, las consignas y los pasos firmes de miles de mujeres resonaron por las calles del Centro Histórico. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y una vez más Puebla fue escenario de una de las movilizaciones más grandes del año.
Entre los múltiples contingentes que avanzaban por la avenida Juárez y la 11 Sur, uno llamó especialmente la atención: el de las infancias. Niñas con pancartas en mano y pañoletas verdes exigían su derecho a crecer sin miedo. “No quiero tener que marchar cuando sea grande”, decía el cartel de una pequeña que, acompañada por su madre, gritaba consignas contra la violencia de género.

Las madres que encabezaban el grupo portaban carteles con nombres de sus hijas y frases como “Las queremos vivas, seguras y felices”. Muchas de ellas narraban historias de acoso escolar, violencia familiar y feminicidios de menores que siguen impunes en Puebla.
El contingente avanzó hasta llegar al Zócalo de Puebla, donde la manifestación se detuvo frente al Palacio Municipal. Ahí, decenas de mujeres alzaron la voz contra la omisión y la falta de políticas efectivas para erradicar la violencia de género.
Algunas manifestantes pegaron en las paredes del ayuntamiento las fichas de mujeres desaparecidas en Puebla, mientras otras exigían justicia por los casos de feminicidios aún sin resolver. «No queremos discursos ni promesas, queremos respuestas», gritaban las asistentes.
El momento más tenso de la marcha se vivió frente a la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos de Género, donde colectivos feministas señalaron la falta de avances en las investigaciones de feminicidios y desapariciones. Un grupo de mujeres encapuchadas pintó consignas en la fachada y encendió bengalas moradas en señal de protesta.
Madres de víctimas tomaron el micrófono y recordaron que Puebla sigue entre los estados con mayor número de feminicidios. “Nos cansamos de tocar puertas que no se abren. Si la justicia no llega, la vamos a arrancar”, dijo una madre cuyo caso sigue impune.
La marcha concluyó, pro las organizadoras advirtieron que seguirán exigiendo justicia y políticas efectivas de prevención. «No nos van a callar, no nos van a detener», aseguraron.
La noche cayó sobre Puebla y las manifestantes comenzaron a dispersarse, pero el eco de sus consignas y el sonido de los tambores seguía vibrando en el aire. Una vez más, la ciudad fue testigo del grito de mujeres que no están dispuestas a rendirse.